La mayor parte de lo que la gente llama “vapor de agua” no lo es en absoluto: lo que humea sobre una taza de café o una olla hirviendo, las nubes, la niebla, el vaho de la respiración. Ninguno puede ser vapor de agua. ¿Por qué? Repitamos todos juntos: el vapor de agua es invisible.
Lo que vemos en los ejemplos anteriores no es ningún gas: es simplemente agua, en forma de gotitas muy pequeñas. En efecto, el aire que sale de nuestra boca cuando hablamos, o de nuestra nariz cuando respiramos, tiene muchísimo vapor de agua. ¿Por qué entonces no lo vemos? Sólo es posible cuando hace frío: entonces, el vapor que sale de nosotros a 36ºC se enfría al entrar en contacto con el aire de fuera, el vapor de agua se condensa y forma pequeñas gotitas, y lo que vemos son estas gotitas. Lo mismo pasa con el agua hirviendo en una olla o el café humeante.
Esto no quiere decir que en las nubes no haya vapor de agua: desde luego que lo hay. Pero eso es justo la parte de la nube que no vemos, porque (sí, me repito) el vapor de agua no se puede ver porque es transparente. Lo que vemos son pequeñas gotitas de agua - las mismas gotitas que, cuando crecen, pesan tanto que caen al suelo en forma de lluvia. (Al principio no caen porque son suficientemente pequeñas para que el empuje que sufre hacia arriba el aire caliente que las forma basta para sostenerlas).
Vía|El tamiz
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